2015 - 30º Edición del Festival de Cine de Mar del Plata

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Como en años  anteriores tuvimos la suerte de ser invitados al FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA a través del Programa País. En esta ocasión Carla Alonso y Natasha Alvarez Tancovich viajaron representando al TALLER.

Natasha nos relata aquí su experiencia del Festival:

Este noviembre de 2015, tuve la oportunidad y el gusto de asistir a la trigésima edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en representación del Taller de Cine “El Mate, primera escuela de cine infantil y juvenil, gracias a una beca otorgada por el Programa País del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
Fue mi primer vez tanto en el festival, como en Mar del Plata, de modo que fue un doble descubrimiento para mí. Durante los cuatro días que estuve allí, además de conocer un poco la ciudad (sólo un poco, ya que el tiempo apremiaba), pude acceder a distintas charlas y proyecciones, y acercarme a diversos materiales audiovisuales, realizadores y personas, a los que difícilmente hubiera podido conocer fácilmente por otros medios, además de reencontrarme con algunas personas conocidas. 

Carla y Natasha en la 30º Edición del Festival de Cine de Mar del Plata
Llevar a cabo la acreditación y averiguar el hotel que me había sido designado fue muy sencillo, así también el sistema para sacar las entradas por Internet, que de todos modos no llegué a utilizar demasiado, ya que a la mayoría de las funciones a las que asistí, pude ingresar directamente mostrando mi credencial. 
La apertura del festival resultó ser todo un acontecimiento. La alfombra roja, música, cocktails, la hermosa sala del Teatro Auditorium y los discursos de bienvenida al festival por su director José Martínez Suárez y Lucrecia Cardoso, Presidenta del INCAA, nos hacían sentir que estábamos ahí por algo importante. Celebrando el cine. 
Disfruté enormemente de las proyecciones de cine argentino recuperado, en las que pude acceder, por primera vez, a material cinematográfico producido en el país que nunca hubiera soñado con encontrar por el simple hecho de haber nacido unos cuantos años después de su realización y estreno, películas que además, no se encuentran en formato digital. De dichas proyecciones tuve la oportunidad de asistir a dos funciones:
La primera fue la de la Antología de Cine Publicitario (1966 – 1986) de la que salí maravillada. La selección de publicidades me pareció excelente, todas muy divertidas, sofisticadas y de una excelente calidad técnica. Es interesante, e inevitable, compararlas con las publicidad actuales y ver que rumbo tan diferente han tomado, tanto en el producto final como en el modo de realización.
La otra función a la que tuve el placer de asistir fue la de Cine de Animación Argentino Recuperado, que reunía varias animaciones cortas de diferentes períodos ¡incluyendo material de Quirino Cristiani! algo con lo cual no esperaba encontrarme.
Lamentablemente algunos de los fragmentos no estaban bien escaneados y se perdían los límites, particularmente las animaciones para el noticiero valle hechas por Cristiani, pero por lo demás estuvo muy bien. Además de la proyección, asistí a la charla, en la que se hizo una presentación de cuáles eran los materiales que se habían logrado rescatar y en qué condiciones. Pienso que hubiera resultado mucho más provechoso que la charla y la proyección hubieran sido consecutivas y en el mismo cine, ya que se complementaban muy bien, o mejor dicho, eran parte de lo mismo.
Pude ver también el programa de cortos Mar de Chicos. Allí vi algunas piezas que me parecieron extraordinarias, de una calidad de animación más que digna, y otras más sencillas. Me hubiera gustado que hubiese una mayor variedad de técnicas de animación en el programa, ya que la mayoría de los cortos eran en animación digital computarizada. Por otro lado, a juzgar por el título se adivinaría que la proyección está destinada a un público infantil. Sin embargo hubo un par de cortos que no logré vincular con la propuesta, como fue el caso de Amigo Skate Cuba, que tal vez hubiera estado mejor en un programa de documentales, y creo que difícilmente un niño pudiera apreciarlo demasiado. Lo mismo me sucedió con el cortometraje Fabric Cosmos. Si bien visualmente era precioso, no tenía un tópico ni una línea argumental comprensible para un niño.
Algo similar me sucedió con una función de series infantiles, que incluía capítulos de: Animales Argentinos, Fantasmagoría y Martín y Terry. Está función formaba parte del ciclo Pantalla al mar, que no estaba incluido en el catálogo ni en la grilla y tal vez sea por eso que cuando fui la sala estaba vacía. Animales Argentinos tenía una clara voluntad didáctica y la animación era decente, pero el humor no me pareció muy entretenido para un público infantil. Fantasmagoría fue la que más me gustó, pero una vez más habría ver a un público de qué edad está destinado, ya que la estética y la temática dista mucho de las otras dos series. Martín y Terry fue tal vez, más allá de mi gusto personal, la que me pareció más coherente teniendo en cuenta que estaba destinado a un público infantil.
Junto con Carla Alonso, que también vino al festival en representación de la escuela, asistimos a dos charlas magistrales, la de Peter Sohn y la de Steve Oram. Ambas fueron muy interesantes, nos dejaron con muchas ganas de ver las películas que estos directores nos presentaban, y además nos acercaron a otras formas de trabajo, diferentes de las más cercanas a nosotros. En el caso de Peter Sohn, él trabajó como animador, fondista, actor de voz y director en Píxar y nos contó un poco de cómo era el trabajo allí. Y en el caso de Steve Oram, que participó como actor y guionista en varias series de televisión inglesas, así como también películas y que presentaba en el festival su primer largometraje como director, también nos dio un panorama sobre la producción televisiva británica.
Durante la Bienvenida de Programa País, nos enteramos de que habría proyecciones junto al mar. La idea nos pareció muy linda y decidimos ir. Sin embargo, nos resultó bastante difícil encontrar información al respecto, y tuvimos que preguntar reiteradas veces a diferentes personas para saber dónde se iba a realizar, qué película se iba a proyectar y a qué hora, pero finalmente lo conseguimos. La propuesta tuvo gran convocatoria. La película fue Abzurdah de Daniela Goyi, que si bien me pareció adecuada para el festival, tal vez no lo fuera para este tipo de proyección. Creo que una sugerencia para futuras ediciones sería aprovechar ese tipo de funciones (gratuitas, en espacio público y al aire libre) para proyectar películas infantiles y aptas para todo público. Esto podría ser una experiencia muy linda para una salida familiar, más allá de las personas que van exclusivamente al festival.
Me dio la impresión de que algunas funciones tuvieron más convocatoria de la esperada. Fue el caso de Kryptonita, que estaba incluida en la sección de competencia nacional (que por cierto me parece una buena decisión, ya que además de ser una película técnicamente bien realizada, ofrece una temática que no ha sido demasiado explotado en el país como es el género de superhéroes, sin dejar de ser auténticamente argentina), en donde la cantidad de asistentes superó la capacidad de la sala. Por suerte, se pudo resolver añadiendo una nueva función y todos pudimos disfrutar de la película.
La útlima función a la que asistí fue la proyección de Los venerables todos de Manuel Antín, que fue muy emotiva, ya que la película nunca había sido estrenada en cines, de modo que la proyección fue una suerte de estreno, luego de más de 50 años, con su director presente en la sala.
Lamentablemente, no pudimos asistir a la proyección de Ojo al Piojo, en donde proyectaban uno de los cortometrajes realizados en la Escuela de Cine El Mate, ya que estaba programada para el jueves, y no contábamos con alojamiento que nos permitiera quedarnos hasta esa fecha. Me hubiera gustado que ambas cosas coincidieran, para poder estar presente en la proyección que más nos concernía.
Aún así, pude aprovechar los días que estuve para ver otros materiales, y me quedé con muchísimas películas pendientes, que no alcancé a ver por cuestión de tiempo y horarios.
Durante los cuatro días que pasé en Mar del Plata, estuve alojada en el hotel Paso de los Arroyos en donde tuvimos una excelente atención. La comida de los restaurantes del festival me pareció buena, aunque me hubiera gustado que hubiese más opciones para vegetarianos como yo. 

En definitiva, la experiencia en general fue muy satisfactoria y enriquecedora, y espero poder estar presente en futuras ediciones del festival.

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